Los precios internacionales de la carne se sostienen y en los granos buscan dónde puede estar el piso, en tanto que existe la esperanza que los lácteos alcancen un repunte. 

Las materias primas en general –y los alimentos en particular– suman ya un buen tiempo a la baja. Un proceso con alternancias que se acentuó en el último año. Un fenómeno global que se traslada a los precios locales. Y que tiene pocas excepciones. 

En materia de precios, el cordero viene siendo el que mejor lleva la nueva etapa. En un año su precio al productor subió 13% en dólares. La ganadería en general se mantiene estable, con una buena colocación de exportaciones a precios que lograron el año pasado niveles récord y que se sostienen este año en los US$ 4.000 en promedio.

La divulgación de datos de la FAO esta semana y un repunte fuerte de los lácteos de Fonterra aportan elementos nuevos. Pero para los granos, la baja no tiene por ahora final. En los lácteos radica la esperanza de que lo peor haya pasado. Cayeron estrepitosamente el año pasado, pero vienen marcando una muy interesante recuperación en el comienzo de 2015, que tal vez anticipa lo que sucederá a lo largo de este año, en el que se marque un piso de precios y luego un cierto repunte.

El cimbronazo ya se ha sentido en la agricultura. Los precios promedio de enero 2015 para el trigo y la soja puestos en Nueva Palmira fueron 23% menores a los del mismo mes del año pasado. Los productores esperan un rebote de precios y han vendido menos grano que en años anteriorse. Mientras, los tamberos en diciembre recibieron 14% menos en dólares por litro, comparado a un año antes, y además la que fuera la segunda industria en importancia está al borde de cerrar. Detrás de la baja de los alimentos está la caída de precios del petróleo, pero los combustibles no acompañaran en la plaza local al desplome que tuvo la cotización del crudo a nivel global hasta mínimos de cinco años.  

En los lácteos está puesta la mayor esperanza de que el precio piso ya se haya dado. Los remates de Fonterra vinen marcando una recuperación. Venezuela y Rusia, compradores de lácteos y carne, dependen de sus exportaciones de petróleo. Dichos países concentraron más de la mitad del valor de lácteos importados en 2014 y el 41% del volumen, y fueron el primer y tercer destino más importante, según datos de Aduanas.

En este caso, el precio promedio de los lácteos que remata Fonterra acumuló la semana pasada su cuarta suba consecutiva y la mayor suba en una remate desde 2013, al aumentar 10%. En el caso de la leche en polvo la suba, de casi 20%, fue la mayor de la historia del contrato. La leche en polvo entera llega a un ascenso de 29%, mientras que el promedio de los lácteos ha subido 21%.

Pero están lejos de los precios que había en febrero de 2014 cuando aun el mercado estaba en niveles récord y la leche en polvo superaba US$ 5.000 la tonelada. La lechería tiene pues una relevancia especial, ya que puede estar mostrando el comienzo de una recuperación para el precio de los alimentos. Pero todavía es temprano para ilusionarse. Las materias primas han  bajado casi sin excepción y en términos promedio no se puede decir que la tendencia haya llegado a su final.

El año pasado la caída en las cotizaciones de las materias primas alcanzó a 18%, según el índice de precios de los futuros de los commodities CRB Thomson Reuters/Jefferies, que releva los precios de 19 productos de la rama de la energía, metales, granos, oleaginosas y ganado. En diciembre el valor del indicador cayó al mínimo desde comienzos de 2009. Si se desagrega dicho descenso entre los distintos sectores, el energético fue el que experimentó la mayor baja de la mano del abaratamiento del petróleo. El barril de crudo Brent  promedió US$ 49 en enero y se ubicó 57% por debajo de la referencia de un año atrás de acuerdo a los datos de la Administración de Información Energética estadounidense. También en este caso se ha observado algún repunte en febrero que debe ser seguido como posible indicador de un piso de precios.

El petróleo más barato en un mundo donde el dólar estadounidense se fue encareciendo en relación a la mayoría de las monedas impactó en los precios de materias primas agrícolas –principalmente sobre las vinculadas a biocombustibles–, que también fueron presionados a la baja por las cosechas récord a nivel mundial. El golpe que recibieron fue menor al de los hidrocarburos, la caída llegó al 6,5%, si se comparan los valores para diciembre del año pasado y de 2013 del índice del Banco Mundial.

El índice de precios de alimentos de la FAO –que mide la variación en precios mundiales de una canasta de alimentos– en  2014 fue el menor desde 2010. Los cereales fueron los que tuvieron la mayor caída interanual (-12,5%), lo siguieron los lácteos (-7,7%) y aceites (-6,2%). El único que aumentó fue el índice para la carne, y se situó 8,1% por encima del de 2013 como datos promedio anuales. Pero en los últimos meses el índice de FAO para la carne también tuvo ajustes a la baja.  

Los productores de Uruguay lo sintieron. La tonelada de trigo puesta en Nueva Palmira cotiza en el entorno de US$ 205 actualmente, US$ 60 menos que hace un año. Las ofertas por soja tienen eje en los US$ 340 por tonelada, lo que significa una caída interanual de US$ 100 y una baja todavía mayor respecto a la cotización que tenía la soja a la cosecha, cuando superó los US$ 500.

En el caso de la leche, los US$ 0,38/litro que el productor recibió en diciembre fue el menor valor desde finales de 2012, aunque se trata de un descenso más gradual. Y para algunas industrias, como Ecolat, la baja de precios internacionales significó una fuerte necesidad de ajuste que sigue en curso en estos momentos.

En el sector cárnico la presión bajista es menor, aunque los precios que sigue FAO también han tomado la tendencia a la baja en los últimos tres meses, tras resistir durante casi todo 2014, en el que marcaron récords. Es de esperar que los menores precios de los granos empiecen a generar alguna presión sobre los precios internacionales durante este año. 

Para empezar bajando el precio de la carne de pollo y cerdo. Demorará más la baja en el precio de la carne vacuna, aunque la recuperación del stock ganadero de EEUU parece haber empezado antes de lo previsto. Dentro de un panorama que alterna las presiones a la baja, con los descensos ya ocurridos que insinúan una recuperación, hay una excepción notable. 

El precio del cordero fue el que más subió en el último año en el agro uruguayo y el que se muestra más independiente de la tendencia general. Su valor en gancho pasó de US$ 3,81/kg en enero del año pasado a US$ 4,4/kg, que ha estabilizado desde el mes pasado, con lo que significa una suba interanual de 15%.

El aumento expresado en pesos alcanzó el 30% a raíz de la depreciación del peso frente al dólar, hasta el mayor valor desde mayo de 2011. La escasa oferta en este caso parece estructural y sin solución a nivel mundial.

Además, al igual que en vacunos, la explicación radica fundamentalmente en la firmeza que han mantenido las exportaciones uruguayas de carne y los precios récord que se han alcanzado. En 2014 los embarques de carne bovina hacia el exterior alcanzaron las 364.623 toneladas peso canal, 3% más que en 2013, a un precio promedio por tonelada de US$ 4.037 –7% mayor–. Si bien en carne ovina el volumen exportado disminuyó un 8% en forma interanual, por las 21.659 toneladas Uruguay recibió en promedio un precio 13% superior, con una cotización de US$ 4.405 por tonelada, la segunda mayor de la historia. Vacunos y ovinos escapan a la lógica de los commodities y logran un lugar más seguro instalándose en las cartillas de los restaurantes. Esto salva al cordero, pero no a la soja, que se encamina a otra gran cosecha en el Mercosur. En la otra punta, la leche en polvo parece mostrar a los demás con algo de optimismo cómo sigue la historia tras el ajuste. Dentro de la baja general, la leche ya parece haber rebotado.

Pronóstico del Banco Mundial

En promedio, los commodities agrícolas seguirán a la baja en 2015, según el Banco Mundial. El organismo espera que en promedio el descenso será de 5%, superando la baja de 3,4% de 2014. Según el Banco Mundial en 2016 empezará la recuperación, aunque se verá una suba apenas marginal. El peso del ajuste que falta cae sobre la soja. De acuerdo al organismo, los precios de los aceites comestibles serán los que caerán más (7,1% con respecto al valor promedio de 2014), con reducciones en los precios del aceite de palma (15%) y de soja (10%). Los seguirán los cereales  con un recorte de 3,7%, donde el maíz ajustará más (7% en comparación a 2014), y en segundo lugar el arroz y el trigo con una caída de 2%. “Se espera que los precios del petróleo promedien US$ 53/barril en 2015, 45% más bajo que en 2014. La gran capacidad de producción actual apunta a una continuación de bajas durante algún tiempo, con precios recuperándose sólo modestamente, en US$ 4 USD/barril, en 2016”, según el informe Perspectivas sobre los mercados de commodities del organismo. En tanto no se recupere el petróleo los repuntes de los productos del agro serán generalmente limitados y dependientes de que suceda algún problema climático grave. La excepción, es la carne, que debe mantenerse firme. La esperanza son los lácteos, que pueden haber dejado atrás ya su momento más crítico.